El abismo cultural entre dos países no muy distantes ha quedado patente en el ámbito futbolístico en la noche de hoy, que quedará en la memoria perica como uno de los amistosos más surrealistas que ha disputado nunca nuestro club. Esperamos que el viaje haya valido la pena en el aspecto económico, porque espectáculo no se que se en haya visto mucho, si exceptuamos los lásers, las bengalas, los apagones y la chocante imagen de la lonja. En el césped, un partido jugado en horario intempestivo, feo duro y trabado es lo que se ha podido ver o intuir, de la señal televisiva que llegaba a Cataluña, que ha recodo las épocas más primitivas de las noches eróticas del Canal Plus. Trámite solventado, y para casa que no hay que quedarse ni a dormir.
Con Germán en la portería, Fuentes y Javi en los laterales, Raul y Héctor al central, López y Sánchez en el pivote, Stuani y Simao en las bandas, Lanza en la media punta y Sergio solo en ataque, ha planteado Aguirre un partido en el que se veía clara la intención principal de acabar cuanto antes posible sin que nadie saliera herido. Lanzarote ha sido el jugador más activo en el primer tiempo, con ganas de agradar y enlazando entre líneas. Sin embargo el equipo ha vuelto a mostrar sus carencias en ataque, aunque empezó haciendo un gol que en Cataluña no se ha visto inicialmente dado que TV3 ha conectado demasiado tarde. Pero después de este fugaz despliegue ofensivo el partido ha comenzado a dar señales de lo que sería después: un centrocampismo estéril y aburrido protagonizado por jugadores con poca calidad y demasiado ímpetu por tratarse de un simple amistoso. Han comenzado a contagiarse los jugadores locales del fervor del público que acababa de salir de las horas de ayuno del Ramadán y quería juerga.
Y en la reanudación la han tenido. Tan sólo empezar, penalti bastante claro cometido por Simao que los locales han tenido hasta 2 oportunidades para transformar. El empate subía al marcador en medio de la euforia local que ya hacía tiempo que le quitaba punta al láser y sacaba a pasear la pirotecnia. En medio de una nube de humo, jugadas de Thievy y remates aisladas de jugadores pericos que no conseguían ver portería. Más oscuro lo vieron aún cuando hacia la recta final, fallaba una torre de luz y oscurecía notablemente la imagen obligando a detener momentáneamente el partido sin que ello provocara mucho alteración en la lonja, donde podíamos ver a la delegación perica bien sentada y con la mesa bien puesta en la versión arábiga del protocolo. Poco después de la reanudación, llegaba el gol de Lanzarote que remataba hábilmente un buen pase de la muerte de Wakaso. Parecía que el despropósito se podía saldar con victoria, pero un rechazo de la defensa daba pie a una tubería de Bahloul que daba lugar al empate. No mucho más a reseñar en un partido que sólo deja rédito a las arcas españolistas, porque pocas conclusiones deportivas se en pueden extraer más a seguir trabajando
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